¿Puede curar la música?

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Publicado por Jorge Rendon - 2018-01-15

Cada vez más, en National Institutes of Health (Institutos Nacionales de Salud, NIH, por sus siglas en inglés), la música se está convirtiendo en parte de los cuidados para pacientes. Actualmente la utilizan para reconfortar a los pacientes, pero el reto es más que reconfortar a los pacientes.  EL NIH está trayendo a músicos, terapeutas musicales y neurocientíficos para investigar más los circuitos del cerebro  y ver de qué manera sacar las mayores ventajas.

 

El Director de NIH, genetista, Dr. Francis Collins, también toca la guitarra, comenta que el cerebro  puede compensar otros déficits en ocasiones utilizando la música para comunicarse.

Los científicos no están empezando desde el principio.  Por ejemplo, aprender a tocar un instrumento agudiza la manera en la que el cerebro procesa el sonido y puede mejorar la lectura en los niños y otras habilidades escolares.  Los sobrevivientes de infartos que no pueden hablar en ocasiones pueden cantar y la terapia musical puede ayudarles a reentrenar las vías cerebrales para comunicarse.  En forma análoga, los pacientes con Parkinson en ocasiones caminan mejor con el ritmo correcto.

Pero lo que realmente hace falta es una ciencia estricta que comprenda mejor si escuchando o creando música puede ayudar a mejorar la salud en un rango de otras formas, la investigación de cómo el cerebro procesa la música, el NIH está empezando a apoyar y promover.  No están tratando de entender solamente cómo el cerebro puede enfrentar trastornos mentales o enfermedades, o lesiones, sino también poder comprender qué sucede cuándo está trabajando bien un cerebro y qué sucede cuando está comportándose a un alto nivel, comentó un investigador de NIH.

A diferencia de la terapia musical, que se trabaja uno a uno para lograr resultados individuales, el programa de Artes y Humanidades en un Centro Hospitalario de Georgetown permite que los músicos toquen en diferentes partes del hospital, y han descubierto que los pacientes se sienten con menos ansiedad e incluso disminuye el dolor.  Tienen monitores que están conectados con su frecuencia cardiaca y se observa cómo disminuye gradualmente.  La directora de ese programa en Georgetown, Julia Langley considera que se requiere más investigación sobre qué tipo de música y la “dosificación” conforme a las situaciones diversas de salud.

 

También comenta que si se pudiera estudiar el arte en la misma forma que la ciencia sobre los medicamentos y otros apoyos terapéuticos, se haría un gran bien.

 

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