Vivir sin piloto autom?tico

4

Publicado por Gabriel Fern?ndez - 2025-07-02

Hay días que se sienten iguales. Te despiertas, haces lo de siempre, avanzas como si tuvieras un manual de instrucciones pegado a la espalda. Pasan las horas y, cuando te das cuenta, el día ya se fue. Y tú ni lo notaste.

¿Te ha pasado?

No eres el único. A veces, sin darnos cuenta, empezamos a vivir en piloto automático. Nos levantamos, respondemos mensajes, cumplimos tareas, y vamos apagando emociones como quien pone el celular en modo “no molestar”. Pero vivir así nos va robando algo: la capacidad de sorprendernos, de conectar y de sentir que cada día realmente vale la pena.

¿Y si le bajamos un poco la velocidad?

No se trata de dejar de hacer cosas. Se trata de hacerlas consciente. De mirar por la ventana en lugar de solo ver el celular. De escuchar de verdad cuando alguien habla. De recordar que aunque el mundo vaya rápido, tú puedes elegir ir distinto.

 

Porque estar presente cambia todo:

-Una conversación se vuelve más profunda.

-Una caminata se convierte en un respiro.

-Una tarde tranquila deja de sentirse vacía.

-Un “¿cómo estás?” deja de ser solo un saludo

Peque?as cosas, gran diferencia

Pequeñas cosas, gran diferencia

Hay gestos mínimos que hacen que un día no se sienta igual al anterior:

-Salir sin audífonos un rato y escuchar tú alrededor.

-Escribir algo que piensas, sin filtros.

-Hablar con alguien sin distracciones.

-Hacer algo por gusto, no por obligación.

-Decir lo que sientes, aunque dé un poco de miedo.

No tienes que tener todo resuelto

Muchos jóvenes sienten presión por saber qué quieren, hacia dónde van, o cómo se supone que deberían vivir. La verdad es que nadie lo tiene claro todo el tiempo. Y eso está bien.

Lo importante no es tener respuestas perfectas, sino seguir haciéndote preguntas sinceras. No es llegar primero, sino caminar con intención. No es parecer fuerte, sino darte permiso de sentir y ser real.

 

Estás aquí. Y eso ya es algo grande

En un mundo que muchas veces empuja a fingir, a competir o a cumplir expectativas ajenas, elegir estar presente, ser tú mismo y vivir con atención es un acto de valentía.

No se trata de hacer algo gigante todos los días. A veces, basta con detenerte un segundo, respirar hondo y recordar que estás aquí. Que estás vivo. Y que ese, aunque suene simple, es un gran punto de partida.

Compartir