2025: ?Prop?sitos o un cambio de narrativa?

Publicado por Emiliano Madero - 2024-12-24
Aquí estamos otra vez, cerrando el año, y con eso llega la inevitable pregunta: ¿cuáles serán tus propósitos para el próximo año? Suena familiar, ¿verdad? Comer mejor, hacer ejercicio, ahorrar, leer más libros… La lista de siempre. Pero, ¿qué pasa si este año hacemos algo diferente? ¿Qué pasa si dejamos de enfocarnos en esos clichés de "nueva versión de nosotros mismos" y realmente reflexionamos sobre lo que necesitamos y queremos?
La verdad es que los propósitos de Año Nuevo están rotos. Los hemos convertido en metas que suenan bien, en promesas que hacemos más por inercia que por convicción. Y no es de extrañar que, para mediados de enero, la mayoría de esos propósitos ya estén olvidados, arrumbados en algún rincón de nuestra mente, mientras seguimos atrapados en las mismas rutinas de siempre.
Entonces, ¿por qué no cambiar el enfoque? En lugar de pensar en lo que queremos lograr en 2025, ¿por qué no reflexionar sobre cómo queremos vivirlo?
El problema de los propósitos tradicionales es que parten de una narrativa defectuosa: la idea de que no somos suficientes, de que siempre hay algo que corregir, que mejorar, que cambiar. Pero, ¿y si en lugar de eso, el próximo año nos enfocamos en ser, en lugar de hacer?
Te propongo esto: deja de lado las metas superficiales y pregúntate cosas que realmente importen. Pregúntate, por ejemplo, ¿qué necesito para sentirme más conectado conmigo mismo? Tal vez no se trata de correr un maratón, sino de aprender a escuchar a tu cuerpo. Tal vez no necesitas leer 20 libros, sino darte el tiempo para disfrutar realmente uno. Quizá lo que necesitas no es ahorrar más dinero, sino dejar de gastar en cosas que no te hacen feliz.
2025 puede ser el año en que decidas cambiar la narrativa de tu vida. No necesitas cumplir con expectativas externas ni llenar un checklist de metas que suenan impresionantes en una charla de sobremesa. Lo que necesitas es algo mucho más sencillo y a la vez mucho más profundo: un propósito que tenga sentido para ti.
Esto no significa que no debas aspirar a crecer o mejorar, pero hazlo desde un lugar auténtico, no desde la presión de lo que deberías estar haciendo. Y aquí viene lo disruptivo: ¿qué pasaría si este año decides no tener propósitos? ¿Qué pasaría si en lugar de perseguir metas, simplemente te enfocas en ser más consciente, más presente?
Piensa en 2025 no como una lista de tareas, sino como un lienzo en blanco. ¿Qué quieres pintar en él? Tal vez no necesitas más cosas por hacer, sino más momentos para sentir. Más risas compartidas, más paseos sin rumbo fijo, más conversaciones reales. Menos ruido, más significado.
Al final, la pregunta no es qué quieres lograr, sino cómo quieres sentirte cuando llegues al próximo diciembre. ¿Más libre? ¿Más pleno? ¿Más en paz? Los números en la báscula, los ceros en tu cuenta bancaria o las metas que taches de tu lista no te darán eso. Lo que te lo dará es el tipo de vida que decidas construir día a día, sin esperar a que un cambio de calendario te lo otorgue mágicamente.
Así que este año, olvida el típico “nuevo año, nueva yo”. No necesitas una versión nueva de ti. Solo necesitas una versión más auténtica. Tal vez el mejor propósito para 2025 sea no tener uno, y simplemente empezar a vivir con intención, desde el corazón. Porque al final, los años no se recuerdan por lo que logramos, sino por cómo nos hicieron sentir.